lunes, 29 de abril de 2013

Desde la calle se ve el interior del bar (1): Revisitar Sangrazul




            Desde la calle se ve el interior del bar: la barra llena de figuras que semejan maniquíes (sentadas, recostadas, bebiendo, entre humo). Se reflejan en mi vaso las personas de la calle: es mi tercer ojo, la llave que me abre el entendimiento. Los hielos se van derritiendo, como el humo de tu cigarro que se deshace en el silencio y así, humo silencio soledad, podrían cortarse con una navaja. Lo que más me gusta de mis ojos es verte reflejada en mis pupilas (¡qué estupidez!, me dices, a mí lo que más me gusta es que me sirvan de espejo). Y así vuelvo al vaso. Las figuras siguen moviéndose en su interior y se pasean sobre los hielos, sin caer nunca al alcohol caramelo. Apenas sonrío decepcionado: lloro, lloras, yo de cansancio, tú de ¿alegría? Parece ser que alguien espera en la puerta. La suavidad de los hielos se resbala por los recuerdos, sus esquinas redondeadas, sus formas suaves, como los dolores silenciosos, las lágrimas en calles desconocidas, la confianza en los extraños, la dirección equivocada, las aceras despejadas y el cielo extraviado. Aparecen luces en los hielos, resbalan y se van. Alguien espera en la puerta y se impacienta. La esponja de mi corazón absorbe el hielo; la esponja de mi corazón absorbe tu hielo; la esponja de tu corazón absorbe mi hielo; nuestros corazones son hielos que se derriten, témpanos. La barra del bar se acorta y todos los dolores parecen más cercanos. Cuando llegue el último trago, me tragaré los hielos. Todos. Ya no habrá alcohol caramelo que los acune, que los redondee y dome sus aristas. Ya no habrá más nada. Mi hígado me anuncia la despedida y me aguijonea la hora precisa. Si una figura sale, otra entra, porque los maniquíes somos intercambiables. Decidido a atravesar el espejo, y a enfrentarme a la persona que espera, no sé si liarme con ella a besos o a navajazos. Cae octubre, como mi alma, y me concentro en respirar, en permanecer vivo, eso es suficiente por ahora. Eso me basta. Eso me sobra.


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