5.
Sosténte hasta que se rompa.
¡Tu soledad sin caderas! Bajan las aguas rojas, henchidas
de cuchillos. Puedes beber mis palabras, puedes beber mis labios, puedes
beberme. Mientras el reloj desgrana el tiempo encima del armario, no lo mires y
sigue con las estrellas, no lo mires son mis ojos, no lo mires el fuego entre
la leña, no lo mires no lo mires, absorbido el sentido en tus palabras, en la
cadencia de tu voz no lo mires, no lo mires no detengas este instante y hazlo,
no lo mires, por no mirar, eterno. Junta tus párpados a las arpas colgadas en
los árboles, los canales que bajan hacia el pueblo, la noche silenciosa herida
por las farolas, el ladrido lejano y no lo mires. El olor a pan y el gusto a
vino en la boca, los ojos cerrados, no lo mires, y las manos a tientas
buscando, buscándote, como con juego de gatos garduños, no lo mires, nevada
toda la cuesta del cementerio, las cruces cubiertas de blanco, no lo mires, y
dentro el suave sopor de la casa. Perezosos mis recuerdos, demorosos mis
instantes, nemorosos los suspiros, no lo mires, no lo mires, y en la noche sin
estrellas tu estrella preludia de cielo, no lo mires, el fuego se apaga con un
murmullo lejano de coro de niños, de mesas de madera, de ventanas abiertas a
las nubes, no lo mires, bajo el techo de la casa, no lo mires, se desborda el
agua por los lejanos corredores, no lo mires, llegan a tus pies las lágrimas y
a mis lágrimas tus pies, no los mires, y el silencio. Se oyen voces extrañas
dentro del agua, no lo mires, será el latido de las olas, será el respirar del
océano y mientras, no lo mires, se despereza un sonámbulo vestido de púrpura.
No lo mires, tus aguas a mis pies, lazo en tu cuello, y el nudo es más fuerte
cuanto más amor soporta, no lo mires, no lo mires, sosténte hasta que se rompa.
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