domingo, 3 de febrero de 2013

COMPAÑÍA


Recuerdo tu sangre,
en Davao City, en Filipinas;

tus llagas,
en Singapur;

tu dolor,
en Lembata, en Indonesia;

pero, sobre todo,
recuerdo tu silencio.

Las horas interminables
en silencio;
dejando la vida pasar,
viviendo la vida sin más,
por el mero hecho de sabernos vivos.

Ahora ya
ni sangre, ni llagas, ni dolor:
sólo silencio.


1 comentario:

  1. Pero silencio habitado, silencio sonoro, silencio elocuente, silencio que puede escucharse.
    abrz. hr

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