Comencé
a leer a Murakami con CRÓNICA DEL PÁJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO. Ahora, un par
de años más tarde, me decido con KAFKA EN LA ORILLA. Y descubro las constantes
de la literatura de Murakami: espacios-tiempos paralelos, espíritus, tramas
desdobladas, huidas, gatos.
KAFKA
EN LA ORILLA (del mar) es un libro (el que tenemos entre manos). Es una pintura
(la que mira sin cesar Saeko). Es una canción (la que escucha Kafka). Me imagino
que es la misma historia en distintos soportes, aún llevando una historia
paralela. Una historia que se me escapa en su totalidad, pero que marca unas líneas
de por dónde va el devenir de sus personajes.
Es
ingenuo pensar que la voz narrativa de la novela sea un joven de 15 años,
Kafka. No lo es. (¿Quién llamaría a su hijo Kafka, por otra parte?). Lo que
puede comenzar como una aventura de iniciación juvenil, el abandono del hogar
paterno, se convierte en la novela en algo más. De fondo aparece
permanentemente la profecía edípica, que no sabemos si realmente se cumple o
no. Creo que esto queda a gusto del lector.
Veo
que KAFKA EN LA ORILLA flaquea, para mí, en lo mismo que flaqueaba AHS ASYLUM:
la trama de los otros, los
extraterrestres. No se desarrolla bien qué tiene que ver esta línea del anciano
en la historia de Kafka, más que para abrir la puerta de acceso a una especie
de Sangri-Lha – limbo – cielo. Tampoco la figura de la profesora, a la que me
hubiera gustado seguir más en su entrevista sobre los hechos ocurridos en el
claro de bosque con los alumnos. ¿Para qué las entrevistas al médico, la
profesora,…? ¿Está siendo seguido-observado el anciano, de alguna manera?
El
personaje del camionero se me asemeja a una especie de Sancho Panza en la
novela: comienza siendo el más “aterrizado” en la realidad que vive, para
terminar recogiendo el legado del anciano muerto, con piedras que son llaves y
conversando con gatos.
En
ciertos momentos, el espacio de Kafka se (me) hace claustrofóbico: la
biblioteca, a la que yo, como lector irredento, hubiera sacado más partido. Ya sé
que es un símbolo y todo eso, pero para la trama, lo mismo podría haber sido un
supermercado o un bar (bueno, casi). Me esperancé un poco cuando Kafka agarra
LAS MIL Y UNA NOCHES, en la traducción de Burton, e imaginé una línea
intertextual, pero nada. Murakami parece haber decidido que teníamos que tener
claro que lo que él proponía era un paisaje con el complejo de Edipo de fondo.
El
bibliotecario también me parece un personaje levemente “desaprovechado”. ¿Para
qué la revelación de su “identidad”, si después no cumple papel alguno en la
trama? (¿o es que leí muy rápido y me perdí algo?)
Leí
KAFKA EN LA ORILLA en dos días. Me gustó. Pensé que las tramas paralelas iban a
encontrarse en algún punto, pero no. Creo que eso es lo que me queda dando
vueltas tras leer el libro. Hasta pensé que Kafka y Nakata eran la misma
persona con distintas edades viviendo al mismo tiempo.
Esto
son unos apuntes subjetivos tomados “a vuelapluma” tras leer la novela.
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