lunes, 6 de mayo de 2013

¿Dónde están las llaves?(6): Revisitar Sangrazul




            ¿Dónde están las llaves?
La lluvia, tras los cristales. ¿Qué me dicen, qué me mienten? Oigo olas a lo lejos pero no las veo.
Arden orillas de ríos, repletas de árboles. Golpea la lluvia los cristales; desde la cama, la tarde. Hospital de moribundos, planta de cardiología (¡qué ironías de la vida!).
Calcularon mal la hora: llega un ataúd rodante. Sigue la lluvia llorando, se va llevando la tarde. Giro de un lado, giro de otro: el pasillo, los cristales. Cierro los ojos y veo la lluvia en nieve; mi madre acaba de abrirme la puerta, detrás está mi padre. Vuelve la lluvia mansa a mis oídos. Su susurro se mezcla con las olas, a lo lejos.
La luz se retira, acaba la hora de visitas.
Un anciano, a mi lado, sigue un partido de fútbol en el televisor. Se recorta la máscara griega bajo los rayos de esta luna de cristal; lluvia de fondo. La lluvia me moja en mis propios fluidos de cuerpo enfermo: sudor, saliva, lágrimas, semen, sangre. El ritmo líquido que moja el asfalto sin empaparlo; el mismo que empapa los jardines, los árboles, los tiestos del balcón de enfrente. Los rayos de cristal casi lo devoran todo. La lluvia ahora no se ve: se siente.

¿Dónde están las llaves?
La lluvia, tras los cristales. ¿Qué me dicen, qué me mienten?
Cierro los ojos y todo desaparece. El anciano respira apenas, hipnotizado por la luna. Es un licántropo.
Suspiro una vez; suspiro dos; suspiro tres. Tomo impulso para cerrar los ojos. ¿Cuál es la letra que cierra los ojos, cuál el sonido? Ya no estoy aquí, ya soy nadie.


No hay comentarios:

Publicar un comentario