miércoles, 27 de marzo de 2013

Siempre encuentro, en mí mismo, innumerables ocasiones para decirme que no sirvo: Tercer cuadernillo (19)



19.


            Siempre encuentro, en mí mismo, innumerables ocasiones para decirme que no sirvo, que no soy digno: excusas tan sólo de mi cobardía. Si encarara tempestades sin brújula y con las velas hechas jirones y saliera airoso, igual diría que no puedo. Aún en la noche en que se incendiara mi mundo y, en cada brazo dos personas y miles en el alma, todos salvos, nadie perdido, suspirando de alivio y alegres por estar vivos, igual diría que no puedo. Y no es tanto el peso de los días, que sí, sino el deambular constante del sentido, no saber hacia dónde dirigirlos. Los ideales, bien; los programas utópicos, bien; los grandes relatos, bien. Pero es en lo concreto en que me pierdo, en la vida diaria que se juega mi existencia. Estas reflexiones no surgirían en mí si no me hubiera encontrado muchas veces en esa texitura: yo o alguien conocido.


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