domingo, 17 de marzo de 2013

Mi Dios es un Dios quebrantahuesos: Tercer cuadernillo (12)



12.


            Mi Dios es un Dios quebrantahuesos. No digo que los rompa: los quebranta. No digo que grita: brama. No digo que golpea: aniquila. Las sombras y las lunas se entretejen con todas las redes de las arañas recuerdos. Destempladas, frías, húmedas, así las recuerdo todas. Sólo el ansia de los brazos acogedores, del calor por un instante, de los cuerpos apretados bajo la escarcha de estrellas. Anónimo totalmente, inútil, un número más, una cifra. Perdida la cifra en la calle de las coordenadas del plano de la ciudad: ese plano que se vende en los quioscos y que está preñado de erratas. El punto de un punto, un poro de un punto, una micronésima parte de un punto en un cuadradito del plano. La calle, equivocada de nombre (errata). Allá se aprehende lo que es la eternidad. O más bien una suerte de eternidad, la anulación del tiempo. Este poro de punto intenso y fugaz, un fogonazo de vida como fuego de artificio y después nada. La disgregación total a lo largo y ancho de las coordenadas del papel. Allá abrazados: mi Dios quebrantahuesos y yo. Perdidos en la misma perdición, el mismo olvido.


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