domingo, 10 de marzo de 2013

Se van viendo los escorpiones: Poemas rojos de Lipti-Lehniv (6)




VI.


Se van viendo los escorpiones,
demás alimañas ocultas,
en el desierto, por el cauce del río,
entre las rocas del monte,
en las playas.
Murmuran cuando avanza,
no es para menos,
toda ella seda roja y dorado.
Baja de la colina
pues vive al otro lado de la carretera,
siempre baja sola.
Mueve los brazos al andar,
mueve los ojos,
las pulseras de sus tobillos suenan.
Puede que la lluvia la persiga,
o quizás sean sólo habladurías,
en el pueblo dicen que trae mal tiempo.
Sonríe al bajar de la colina,
ausente al cuchicheo de la gente:
no le importa nada.
Muchos hacen como que no la ven,
pero cuando pasa
su perfume es inconfundible:
inolvidable.
a la altura de las papayas
tuerce el camino,
brisa que es su cuerpo,
su pelo negro,
atraviesa el cementerio
(lo ilumina),
para perderse en la playa
y, sin detener su paso,
se adentra en el agua
hasta los tobillos, las rodillas,
la cintura, los pechos,
los hombros, el cuello,
la nariz, la frente,
desaparece en el agua,
el cielo llora.
Ahora es cuando todos olvidan,
no pueden soportar esta visión,
esta visión alegre de cada día.


***

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