domingo, 3 de marzo de 2013

De lejos, es la sospecha: Poemas rojos de Lipti-Lehniv (3)



III.


De lejos, es la sospecha,
de cerca, la amenaza.
Va subiendo el vapor,
se funde en niebla;
van los cerros llamando
a otros cerros;
llega el viento
y parece entretenerse
buscando casas,
troncos rotos,
grietas.
Cae la sombra
y asemeja un gran tejido:
todo lo cubre,
nada escapa,
nada.
Vienen águilas, perros y lagartos;
viene todo lo visible y lo invisible;
viene vivos y difuntos, vienen
muertos, fantasmas
vienen, y hasta extraños.
Mas nada temen los niños,
encienden sus velas,
sus ojos miran la niebla, las nubes
se deshacen, se funden
en la niebla
que se cae desde el volcán:
bajo la lluvia verde de palmera verde
de hojas verde de vida.
¿Acaso convocó alguien
esta música,
estos platillos metálicos,
este entrechocar de sus pulsera,
de tus pulseras, vida mía?
(Y es ahora cuando el alma
se me va a ti, eternamente,
pues quise fundirme en este verde
para retrasar el momento de tu presencia,
para retrasar tu recuerdo
y ¿ves?, no puedo).
Las mujeres corren por la lluvia,
no huyen de ella, salen a su encuentro,
abren los brazos para que las fecunde
el cielo, el volcán, las palmeras,
los hombres corren también,
se descamisan,
pisan descalzos la tierra
y sienten la savia de la vida.
La selva resplandece,
los arrozales se deshacen en agua,
la tierra bebe ávida, bebe vida.
Sigue lloviendo, sigue el cielo cayendo,
goza el firmamento estas lágrimas,
este sol que nos cuece y nos quema.
Es la noche la que llega
y aún llueve:
es la noche la que llega
con su gala,
con sus rojos, con sus verdes,
sus naranjas, el brillo de su rostro,
sus azules,
todavía en la noche hacia el cielo
danzan hombres y mujeres,
danzan;
y estarán así hasta que tú regreses,
noche, hasta que poco
a poco, lentamente, sin
ruido, y en
silencio, vayas
quedándote dormida
 y el sol se te acerque
para oler tu cabello, para besarte acaso,
para contemplar tu blanco cuerpo.
Toda la niebla y la lluvia
se han filtrado a la tierra,
el cansancio puede con todos:
todos duermen
(se oye algún gallo lejano,
nadie escucha;
un perro entra al cementerio
y ve a los muertos dormidos).
La lluvia se ha dado a beber a todos,
impúdica y generosa,
y ahora los fecunda hasta el cansancio.
Riangkemie tras la lluvia
es una fiesta, un lecho nupcial,
una esperanza.
Si esta paz se prolongara eternamente…
Con la brisa caliente tras la lluvia
van quemándose las pieles y las almas,
van curtiéndose amores y desamores,
van secándose lágrimas y esputos.


***

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