miércoles, 11 de marzo de 2015

Sí,
tú me conquistaste,
me venciste.

Y no es porque yo me hubiera resistido. No. Es porque fuiste la sangre de mis venas, el aire de mis suspiros, el sentido de mis días, la calma de mis noches.

Suena una campana, a lo lejos. Como si me dijeras aquí estoy aunque no estoy aunque me has perdido hace mucho tiempo aunque no volveremos nunca a estar juntos ni siquiera nos veremos ni siquiera recordaremos los rasgos de nuestro rostro o la música de nuestras risas.

Propiedad privada tuya. Eso soy. Conquistado para siempre...

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