sábado, 8 de diciembre de 2012

CARDIOPATÍAS I: Del amor antropófago


Esta entrada tiene que ser en color rojo. Rojo-pasión.

Avance del primer artículo, para "abrir boca" (y nunca mejor dicho, a tenor del tema).

Cardiopatía: enfermedad del corazón.
Corazón: símbolo occidental del lugar donde residen las pulsiones más humanas, que nos convierten, por ende, en humanos. Amor, celos, envidia, obsesión, odio,... Pero sobre todo, amor. Corazones rojos y traspasados por flechas, sufrir por amor.

Herzmaese: novela alemana del XII, inspiradora, después, de varios cuentos contenidos en El Decameron.
En esta novela, el amor se convierte en antropofagia. El deseo del ser amado es tal, que se produce un acto de canibalismo (inconsciente, primero).
El marido asesina al amante de su esposa, le arranca el corazón, lo cocina y se lo sirve a ella para que lo coma (¿no habíamos visto antes esta escena en el deseo de la Madrastra de devorar el corazón de Blancanieves, arrancado por el Cazador?).

Herejía amorosa y mundana (en el mejor sentido de la palabra), que no hace sino "humanizar" el acto eucarístico: "Tomad y comed, esto es mi cuerpo", "Tomad y bebed, esta es mi sangre".
El deseo amoroso queda, así, saciado, al devorar al amado. Fusión de amado y amante.

Hoy día, nuestro deseo amoroso se encuentra atrofiado o aturdido, llenado por otros nutrientes que no siempre son los mejores y que, la mayoría de las veces, no son, ni mucho menos, tan suculentos como devorar al amado.

Así el sentimiento pasa a hacerse carne, corporalidad, encarnación.
El sentimiento pasa a ser función fisiológica.
El amor se transforma en nutrición.

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